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SIMPLICIDAD

SIMPLICIDAD. La industria del fitness nos quiere hacer creer que estar en forma es muy complejo y requiere multitud de ejercicios, aparatos y tiempo. La realidad es muy diferente.

Mucha gente suele dejarse llevar por la frustración y optar por el peor tipo de ejercicio: 

NO HACER NINGUNO.

Aunque hay multitud de programas de entrenamiento, todos deberían incluir algunos principios básicos (como entrenar todos tus sistemas energéticos y grupos musculares). 

El entrenamiento de fuerza va a ser imprescindible sea cual sea tu género, edad o objetivo. 

¿Compites en una disciplina deportiva concreta? La mayoría de pautas generales también son para ti, pero deberás tener en cuenta la especificidad de tu deporte. 

No es lo mismo correr maratones que hacer sprints. 

No es lo mismo un sprint de 100 metros de Usain Bolt que uno de Leo Messi con pelota, contrarios por el medio y cambios de dirección.

Aunque nuestra salud debería ser la prioridad número uno en nuestra vida, en la mayoría de casos lo que enciende la chispa de motivación para empezar a mejorar es querer conseguir un cambio estético. Queremos vernos físicamente mejor.

Los dos objetivos más comunes son:

Perder grasa

Ganar músculo

¿Qué tipo de entrenamiento debo realizar? Vamos a verlo.

ENTRENAMIENTO CARDIOVASCULAR

ENTRENAMIENTO DE FUERZA

ENTRENAMIENTO DE ALTA INTENSIDAD

LA PÍLDORA DEFINITIVA

  • Previene patologías (diabetes, osteoporosis, cáncer de mama…)

  • Efectiva para perder grasa

  • Mejora tu composición corporal

  • Previene la pérdida de músculo asociado a la edad

  • Aumenta tu atractivo físico

  • Ralentiza el envejecimiento

  • Mejora tus marcadores en analíticas de sangre

  • Mejora el sueño y reduce el estrés

  • Mejora el estado de ánimo y aumenta tu autoestima

¡Una pastilla sin efectos secundarios que alarga años a tu vida!

¿Pagarías lo que fuera para tomar esta pastilla, no?

Estás de suerte. Ya existe. Se llama entrenamiento de fuerza.

EL ENTRENAMIENTO ES UN ESTRÉS

El entrenamiento es un estrés. Las mejoras que conseguimos son la adaptación a este estrés.

¿Te suena la frase “lo que no te mata te hace más fuerte»?

Este proceso se llama supercompensación. La magia que sucede durante el descanso después de un entrenamiento.

Si el estrés (ejercicio) es insuficiente, no damos ningún motivo a nuestro cuerpo para mejorar.

Si el estrés es excesivo, se vuelve peligroso. El riesgo de lesión aumenta y provoca un efecto negativo sobre nuestra salud. 

Existe un umbral adecuado (dosis hormética). Dentro de este rango se produce un efecto beneficioso (reacción de adaptación).

Debemos tener en cuenta el entrenamiento (estresor) y la recuperación para favorecer los procesos de supercompensación. 

En este artículo te explico otros estresores de los que nos podemos beneficiar como son el ayuno, la exposición al frío o donar sangre.

DOSIS HORMÉTICA

Otro concepto parecido es la dosis mínima eficaz. Es la cantidad mínima necesaria para producir un efecto deseado.

El punto mínimo para conseguir un objetivo. Para hervir agua, la dosis mínima eficaz de temperatura es 100° C. Una vez llega a hervir, aunque subas más la temperatura, no la harás “hervir más”.

 Más calor simplemente consume más recursos que podrían ser utilizados para otra cosa. 

Existe una creencia invisible que tenemos instalada en mayor o menor medida en nuestro cerebro y que tiene un impacto inmenso en nuestras decisiones:

La creencia de que más es mejor. 

Una dosis más alta de medicina no te hará mejorar antes. Al revés. Es más probable que tengas efectos secundarios por sobredosis.

El punto mínimo supone la consecución del objetivo, Después, cualquier añadido es redundante, innecesario e incluso contraproducente.

¿Te dejarías operar por un médico que ha estudiado el mínimo y ha sacado 5,0 en todos los exámenes? Evidentemente, no. Hay que usar este concepto con sentido común. La idea es optimizar nuestro rendimiento.

Si piensas que no debes esforzarte estás muy equivocado. Pero también lo estás si piensas que más es siempre mejor.

Se parece un poco al Principio de Pareto. Esta ley dice que el 20 % de algo (recursos, personas, tiempo, esfuerzo..) va a suponer el 80% de los resultados, y viceversa.

El 20% de tus acciones van a desencadenar gran parte de tus resultados (80%).

¿Debo añadir cúrcuma a mi dieta? He leído que es antiinflamatoria.

¿Si quiero perder grasa, hago el cardio en ayunas o después del entrenamiento de fuerza?

¿Es mejor que haga 3 o 5 comidas para ganar masa muscular?

Obsesionarse con los detalles hace que pierdas de vista las cosas importantes:

  • Tener un balance calórico adecuado a tu objetivo.
  • Consumir proteína en todas las comidas.
  • Entrenar fuerza.
  • Eliminar el estrés de tu vida.
  • Descansar bien.
  • Ser feliz 

Hay factores fundamentales que van a decidir si te diriges hacia buen puerto. La idea es esforzarnos en las acciones que nos darán mayores resultados.

 Conseguir mejor rendimiento con el mismo esfuerzo.

¿Cuál es el valor de estos conceptos? 

La belleza de la aplicación de estas ideas radica en encontrar el equilibrio

Empezar un proceso de simplificación. Centrarnos en los recursos más productivos y las cosas que de verdad importan. Pero sin dejar de lado e ignorar absolutamente todo lo demás.

¿Cuál es tu equilibrio?

La verdadera solución es tomar mejores decisiones. Tus elecciones mejoran. Y como consecuencia, tu vida y tu cuerpo, también.

Sabemos que para tener una buena salud debemos comer mejor y movernos más. Pero no lo hacemos. 

Y de alguna manera, actuamos contra nuestros propios intereses.

Es cierto que muchas malas decisiones se toman por desconocimiento. 

Pero la gente no es constante para cuidar de su salud.

¿La verdadera realidad?

Porque no son suficientemente conscientes de su importancia.

Porque se lo ponen difícil.

Porque sus creencias les limitan.

Es muy difícil pensar a largo plazo. ¿Qué te importará de aquí unos cuantos años?

Poder vestirte solo. Salir a jugar con tus hijos o nietos. No tener dolor. Despertarte con energía. Tener calidad de vida. Vivir más y mejor.

Pero no nos damos cuenta que cuidar de nuestra salud tiene un impacto increíble a corto plazo.

Levantarte con ánimo. Poder disfrutar de las cosas que te gustan. Tener calidad de vida.

Todos hemos pasado un par de días enfermos en la cama. La sensación de no tener fuerza, no tener hambre, el malestar. Muy parecido a la sensación de resaca. Estás triste, cansado, rallado. 

Somos muy necios al pensar que porque ahora nos encontremos “bien” en el futuro será igual. Tenemos que esforzarnos. 

Tu comportamiento está muy influenciado por tu identidad. El verdadero reto es que cuidar de tu salud sea parte de tu identidad, de quién eres. 

Tu identidad y motivaciones definen tus resultados. Adopta esta identidad e incorpora motivaciones adecuadas a tu entrenamiento y alimentación.

Los resultados de estética y rendimiento serán la consecuencia.

¿Y qué pasa con la gente que no está dispuesta a cambiar?

Algún día, la realidad les dolerá tanto que no tendrán más remedio que hacerse las preguntas adecuadas, tomar conciencia, y empezar el cambio.

Espero que no sea demasiado tarde.

EL CONTEXTO LO ES TODO

Mi amiga Marta, de 37 años, quiere perder peso y verse estéticamente más atractiva.

¿Cuál es su contexto? Edad, cultura, trabajo, horarios, estado socioeconómico, estado civil..

¿Por qué es tan importante el contexto?

¿Objetivo? Parece bastante claro y específico, pero no lo es. Si solo nos importa el número de la báscula estamos cometiendo un error garrafal.

Buscamos perder grasa y minimizar la pérdida de músculo. La motivación de Marta es verse más atractiva y cuidar de su salud. 

Si el número en la báscula va bajando pero pierde músculo, agua o glucógeno, no va a verse ni estar mejor que antes.

¿Cómo perder grasa?

  • Déficit calórico – el balance calórico debe ser negativo (calorías gastadas > calorías ingeridas.
  • Ingesta de proteína adecuada –  La proteína es más saciante, eleva el gasto energético y protege la pérdida de músculo en déficit calórico.
  • Entrenamiento de fuerza – Aumenta el metabolismo basal y protege el músculo.

¿Hay un solo camino? No. Hay muchos y debemos escoger el que se adapte mejor a ti y tus circunstancias.

Si lo recuerdas, la primera pregunta ha sido cuál es el contexto de Marta. 

¿Por qué importa tanto? Porque este marca cuales son las mejores opciones:

  • Puede desayunar o no. (No, el desayuno no es la comida más importante del día)
  • Puede entrenar en un gimnasio, en casa o en el parque. ¿Cuáles son sus horarios?
  • ¿Cuáles son sus alimentos preferidos? ¿Cuáles no le gustan?
  • El entrenamiento de fuerza puede ser con su propio peso, con pesas o otro material.
  • Podría hacer 2, 3, 4, 5 o 6 comidas en distintos horarios.
  • ¿Qué días prefiere entrenar o descansar?
  • ¿Qué ejercicios le gustan más?
  • […]

Nos llenamos la boca diciendo que “cada ser humano es único”, pero pretendemos crear un plan de entrenamiento o alimentación ideal y que la persona se adapte a este.

No somos robots. No somos perfectos. Todos somos diferentes.  

De poco servirá tu plan ideal si no se puede sostener a lo largo del tiempo.

La adherencia al plan es la clave para conseguir tus objetivos.

Tenemos que adaptar la alimentación y el entrenamiento a nuestra vida y no al revés. 

Empieza un plan de alimentación y abandona. Le cuesta seguirlo. 

Paga un gimnasio cada mes pero no va. No disfruta.

Ha perdido ocho kilos pero los recupera en pocos meses. No ha cambiado hábitos.

Es evidente que hay unos principios básicos que tenemos que cumplir si o si.

Pero es nuestro contexto el que marca el camino que debemos seguir.

¿Qué es mejor para ti? ¿Que se adapta mejor a tus circunstancias?¿Que te gusta más? 

Diseña tu propio estilo de vida

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